Cuando empieza el curso lo primero es conocer a mi alumnado de Primaria. Lo hago leyendo informes y hablando con el profesorado anterior si estamos en el mismo centro. A la vez en el aula vamos haciendo la evaluación inicial, con un registro de observaciones del grado de adquisición de competencias básicas y objetivos de las distintas materias (cuatro grados de adquisición), que se desprenden de las tareas realizadas y de como las realizan. Registro también las dificultades detectadas para incidir sobre ello.
En el desarrollo de las diferentes unidades didácticas o proyectos que vayamos trabajando, la evaluación la realizo de forma continuada:
- Al principio, para tomar nota de los conocimientos previos a través de una sesión de gran grupo. A veces el alumnado también toma nota de lo que sabemos y de las preguntas que nos hacemos.
- Después de la realización de las tareas propuestas solemos realizar una reflexión, en equipo o individual, analizando como lo hicimos, que aprendimos, que dificultades tenemos y como lo podemos mejorar.
- Para comprobar aprendizajes realizo pruebas orales a modo de juego, en que a veces participan elaborando las preguntas, y alguna prueba escrita que siempre corregimos colectivamente comentando los errores.
- Continúo registrando avances y dificultades a través de sus producciones.
- Finalmente, cuando tengo que poner la calificación al final del trimestre tengo en cuenta (y el alumnado lo sabe): los datos recogidos en la evaluación de las tareas, los datos de las pruebas escritas y orales, la autoevaluación de los equipos y las actitudes personales de perseverancia e interés.
En mi centro se hace de forma similar, se evalúa de manera continuada.
Creo que lo que nos falta es evaluar nuestra práctica docente o que nos evalúe también el alumnado.
Este curso aprenderemos en nuestro Plan de Formación, a elaborar rúbricas, pues ninguno de nosotros las aplica todavía.
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